El verano está pasando también casi sin darme cuenta. He estado unos días de vacaciones que no parecen vacaciones, la vida en general ya no se parece a mi vida, y yo estoy aún en proceso de aprendizaje de cómo son ahora las cosas. Hace poco decía Mar en su blog El tiempo de la marmota, que lo más difícil de ser mamá es resignarte a no poder hacer los miles de cosas que solías hacer, que quieres hacer, y no puedo estar más de acuerdo con ella.
El verano pasado pensaba mucho en el futuro, en todo lo que estaba por venir. Estos días, justo un año después, apenas tengo tiempo de pensar más que en el instante presente, el aquí, el ahora y el ya mismo. Visto así, es casi el ideal budista :)