14 julio 2016

Talentos




Siempre he pensado que de niños todos sabemos lo que queremos ser de mayores. Incluso si no somos capaces de nombrar esa profesión (porque no todos queremos ser médicos, o conductores de autobús, o bailarinas de flamenco), sabemos con precisión cuál es la semilla de lo que vamos a hacer el día de mañana para ganarnos el pan. Si tenemos suerte, claro, porque luego el entorno nos confunde, y la mayoría acabamos en una profesión que poco tiene que ver con nosotros, bien porque está de moda, porque es tradición familiar, o (si creciste en los 70-80 ésta te sonará) porque "tiene muchas salidas". Eso, y que realmente nadie nos prepara para saber reconocer nuestros verdaderos talentos, que no siempre son tan genéricos como las ciencias o el dibujo... A menudo son cosas muy particulares y específicas, como ser capaz de motivar a la gente, saber negociar con éxito, ordenar y organizar del modo más eficiente una habitación, o entender intuitivamente cómo funcionan las máquinas. Como mi hermano, que es el tipo que aterrizaría un avión en caso de colapso de toda la tripulación, y no porque sea un valiente, sino porque es el que entendería en un par de vistazos cómo funcionan los mandos.

Durante un tiempo me entretuve en preguntar a amigos y familiares qué les gustaba hacer de pequeños. Muchos de ellos tenían profesiones relacionadas de un modo u otro con sus aficiones de la infancia, y los que no, tenían pasatiempos que eran una evolución natural de sus pasiones infantiles. Estos eran los que se sentían menos realizados profesionalmente y flirteaban continuamente con la idea de un cambio de rumbo laboral. 

Podría poner cientos de ejemplos. Yo, sin ir más lejos, me pasé la infancia dibujando, escribiendo, y diseñando vestidos para mis muñecas. Hacía mis propias muñecas recortables para poder dibujarles un vestuario a medida, y aprendí a hacer punto para tejer jerseys a la Nancy (aunque me quedaban un tanto cubistas). Y cuando era muy, muy pequeña, quería ser dependienta de una tienda de telas porque me encantaban las que había en la tienda donde iba con mi madre. Muchas décadas después, me paso el día dibujando, diseñando, y soy un ser mucho más feliz cuando estoy entre hilos y telas.


Por eso hace unos meses me emocioné mucho al descubrir por casualidad a Marcus Buckingham y su trabajo en la Gallup Organization sobre el talento y las fortalezas individuales, un trabajo que empezó a desarrollar el psicólogo norteamericano Donald O. Clifton a mediados de los años 50. Contra la corriente dominante en la época de estudiar la enfermedad, lo que no funcionaba, Clifton decidió centrarse en el estudio de lo que sí funcionaba en la gente, para aprender a potenciarlo: "What would happen if we actually studied what is right with people?". Pero bueno ¿cómo nadie lo pensó antes?

La idea central es que una persona sólo puede alcanzar la excelencia desarrollando sus talentos o fortalezas innatos, en lugar de tratando de mejorar o superar sus puntos débiles. Algo que tal vez parece obvio, pero que en realidad la mayoría de la gente no aplicamos. Nos esforzamos mucho más en tratar de mejorar en lo que se nos da mal en vez de potenciar aquello en lo que brillamos. Buckingham pone el ejemplo del niño que llega a casa con un 4 en matemáticas y un 10 en plástica, y el padre le pone un profesor particular de matemáticas. Error!, lo que hay que buscar es un profesor de dibujo!! Y no es que no haya que intentar corregir nuestras carencias, sino que deberíamos concentrar nuestra mayor energía y esfuerzos de superación en aquello en lo que ya destacamos de modo natural. El niño del ejemplo nunca será un gran matemático, ni un buen contable ni programador, pero puede llegar a ser un gran artista, y un ser humano más realizado y feliz. Él lo cuenta mejor que yo y con más gracia en esta charla (es una serie de videos).

También me ha dado mucho que pensar la diferencia que establece entre talentos y habilidades. Considera habilidades aquellas cosas que hacemos bien y la gente nos reconoce, aunque tal vez nosotros no les demos importancia. Los talentos o fortalezas, en cambio, son aquellas cosas que nos emociona hacer, que estamos deseando hacer, y que cuando las hacemos, nos fortalecen y nos energizan. Las habilidades se pueden aprender, las fortalezas en cambio son innatas, por tanto ya de niños sabemos bien cuáles son nuestros talentos, aquello que nos hace únicos y nos hace destacar cuando los ponemos en práctica. Por desgracia solemos olvidarlo luego, y nos cuesta años de indagación, terapia, autoayuda o coaching recordar aquello que en la infancia sabíamos con certeza total.

¿Y tú? ¿Conoces tus talentos? ¿Con qué disfrutabas en tu infancia?

15 enero 2016

Ideas para regalar (2)

Continúo mi pequeño recorrido por algunas de mis tiendas favoritas en Etsy. Viéndolas ahora todas en perspectiva creo que dicen mucho de mi gusto personal, que entiendo que no es exportable a todo el mundo, pero es que es muy difícil seleccionar no basándose en el gusto propio. Para próximas ediciones prometo una colección un poco más heterogénea. Ahí van otras cuantas referencias a las que vale la pena echar un vistazo:

Depeapá: otra crack nacional, la ilustradora granadina Verónica de Arribas, a la que sigo también desde hace mucho tiempo. Verónica hace unos dibujos preciosos que reproduce en láminas, bolsos, mochilas, camisetas, bandejas... Recientemente ha sacado una colección de collares de arcilla polimérica y latón que son una preciosidad, fiel a su estilo sencillo y minimalista, pero nada frío. Depeapá en Etsy.

Totebag de Depeapá
Ilustraciones de Depeapá
Collar y cojines de Depeapá





Shiliconfetti (Sheila Couture): esta diseñadora de Québec hace diseños preciosos y llenos de color en punto para fabricar jerseys, gorros, guantes, y bufandas de esos que te alegran el día. También hace cojines y mantas para casa. Que porque sea invierno no hay por qué ir con colores oscuros y todo muy serio, ¿no? Shiliconfetti en Etsy-

Diseños de Shiliconfetti

Diseños de Shiliconfetti




Skinny Laminx: bueno, esta marca tal vez no necesite presentación porque es muy conocida también fuera de Etsy y una referencia en el mundo del diseño textil. Su creadora, Heather Moore, produce sus telas y textiles para el hogar enteramente en Cape Town, donde reside y tiene también una tienda física. Creo que fue la primera persona que me hizo interesarme por la serigrafía, así que siento por ella una especial gratitud. Skinny LaMinx en Etsy

Textiles Skinny Laminx


Textiles Skinny Laminx
Textiles Skinny Laminx


Yu Square: otra marca de punto que me encanta. Su creadora, Ringo Yu, es una taiwanesa graduada en diseño textil en Central St. Martins, ese lugar donde sucede la magia. Me encantan sus diseños geométricos y llenos de color, con un punto infantil e irreverente que queda bien patente en sus fotografías. Yu Square en Etsy.

Calcetines y gorro de Yu Square

Calcetines y gorro de Yu Square

Calcetines Yu Square



Y para acabar, dos tienditas muy especializadas:

Cherijame: esta chica cose y envía desde Bangkok unas fundas de ukelele maravillosas. La confección es excelente y el servicio de atención al cliente tendría mucho que enseñarle al de empresas más grandes y conocidas. Sé que es una especialidad muy "especial", pero si por azar tienes un amigo que toca el ukelele, este es un regalo genial (yo ya he regalado dos). Cherijame en Etsy

Fundas para ukelele de Cherijame



Woell: si te gustan los motivos tradicionales y sufres de pies o manos frías en invierno, esta es tu tienda. Este pequeño negocio familiar lituano teje manoplas, calcetines y patucos para bebé con preciosos estampados geométricos que yo, a simple vista y sin tener ni idea, calificaría de muy bálticos :) Woell en Etsy

Manoplas de lana de Wooell

Pues hasta aquí mi pequeña selección, hay algunas que se han quedado en el tientero para no aburrir, pero espero haber aportado alguna idea para hacer un buen regalo, original y artesanal. Y aprovecho para saludar a mi buena amiga Irene, que sé que está ahí pero nunca comenta :)


 
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