Esta semana he robado unas horillas para hacerme un mini-mini-mantelito de patchwork, del tamaño justo para mi cafelito + galleta de media mañana.
Es lo que llamo "patchwork liberador": sin apenas patrón previo y cortado sin la tensión de un TEDAX, sin preocuparse de si queda perfecto ni pararlo a la mitad porque dudas de si está equilibrado visualmente, o si necesitas ir a comprar hilo de otro color, o dios mío tengo que buscar un buen tutorial para rematar las esquinas... Al contrario, aquí el objetivo es avanzar y terminar, liberarse de miedos y disfrutar del producto acabado con todas sus imperfecciones.
El resultado final traumatizaría a cualquier quilter principiante pero yo estoy muy orgullosa del resultado porque es mi primer proyecto de patchwork desde que hice el curso (hace ¿5 años?) y además está hecho en su mayor parte con esos trozos diminutos que sobran de cortar los bajos de las camisas y los pijamas, y en su menor parte con trocitos sobrantes de otras labores y un trapo de cocina roto. Viva el re-utilizaje.
Además me encanta la combinación de colores y ahora me tomo mi café mañanero en algo mucho más bonito que el plato que usaba antes.
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
4 comentarios :
Viva el patchwork liberador! Sobre todo si queda tan chulo como éste...
Gracias! Viniendo de ti lo considero un piropazo :)
eh, qué bonito! me encantan las telas que has utilizado y, ñam, la palmera de chocolate! :D
Gracias Rita! Sí, todo resulta más bonito con una palmerita de chocolate al lado ;)
Publicar un comentario