27 agosto 2015

Fast craft

Soy una persona bastante slow, pero últimamente mi vida es como una final de los 100 metros vallas y en las listas de tareas se amontonan los ítems sin tachar. En esta locura de vida, lo primero que se cae de la cesta son los hobbies. Vale, lo primero-primero es el ejercicio físico. Pero inmediatamente después van los hobbies, y luego llamar por teléfono a los amigos, cocinar platos de más de dos pasos, horas de sueño, arreglarme las uñas, responder emails personales, leer libros, elegir la ropa que me pongo (hola uniforme!) y toda rutina de belleza más allá de pasarme un peine...

Hasta que un buen día me doy cuenta de que mi vida es un asco y de que tengo que hacer algo enseguida para empezar a recuperar espacios y tiempos y todas esas cosas que le daban sentido. Así que me obligo a parar, y con esfuerzo y disciplina voy recuperando cosas, aunque no necesariamente en el mismo orden en que las perdí. Me he dado cuenta de que lo que más me cuesta recuperar son los hobbies, no sé si es porque parecen una actividad más egoísta, o menos útil o necesaria.

Pero es una impresión engañosa, porque mis aficiones son una parte fundamental de mí y de mi salud mental. Hacer cosas con mis manos me permite desarrollar una creatividad que a veces en mi trabajo no puedo desarrollar (por irónico que parezca, siendo diseñadora) y que necesito sacar fuera. Algo que me relaja, me enfoca y me da energía. Cuando paso un rato dedicada a coser, o hacer fotos, o dibujar, mi estado de ánimo mejora, estoy de buen humor y con la mente más clara, y eso influye directamente en las personas de mi entorno. Es como para otros sentarse a meditar o irse un rato al gimnasio y volver como nuevos, derrochando amor y energía sobre sus seres queridos. 

Así que me he propuesto el retomar mis aficiones como prioridad number one, pero como no tengo tiempo para proyectos largos y complicados, o de los que a mí se me alargan y complican, estoy pensando en proyectos muy sencillos, para hacer como mucho en una noche o dos. Para ello estoy volviendo a los orígenes, al cómo y por qué empecé haciendo crafts como adulta (el término manualidades no me gusta mucho) que fue una mezcla entre la necesidad de hacer cosas que quería y no encontraba en las tiendas, o no me podía permitir, y el interés por reutilizar materiales y objetos que me daba pena tirar a la basura.

Y con estos dos conceptos en mente, reciclaje y utilidad estoy ideando, o rescatando de alguno de mis cuadernos de ideas, proyectos pequeños y de alta satisfacción, por así decirlo. No importa si son más o menos originales, más o menos cutres, lo que importa es hacer algo con mis manos y disfrutar del proceso y del resultado.

Y así es cómo el fast craft me está ayudando a recuperar un poco de slow life (o algo parecido).

Cuadrito bastidor de dinosaurios
Diadema de estrellas
Body con aplicación de gato
Estuche para rotuladores 1. El pijama favorito de Nadia, que ya no podía estirar más so pena de dejarle lesiones de por vida, reconvertido en un cuadro para su habitación / 2. Una diadema de estrellas, motivo recurrente en nuestra casa / 3. Un body normalito reconvertido en must have con una aplicación de su animal favorito / 4. Un estuche para mis rotuladores con un pack de "Telitas molonas" que compré hace siglos en BlackOveja y estaba deseando utilizar.

3 comentarios :

Montse Llamas dijo...

¡¿Cómo podemos estar tan locos de ir postponiendo las cosas que nos dan más energía, en lugar de quitárnosla?! Si pudiésemos mirarnos a nosotros y nuestra vida de lejos, desde fuera de nosotros mismos seguro que nos la tomaríamos de otra manera.

Menos mal que tenemos momentos de lucidez como ese que has tenido tú. Me gusta lo que dices, cómo has encontrado tu estado mental para retomar lo que te gusta hacer, sin presiones, sin imposturas, sin ambición. Y sin proponértelo, las cosas salen bien y bonitas.

Besos y sigue en ello. Me d alegría compartirlo contigo.

Soy finlandesa dijo...

Ay, ay, ay, yo es que tengo un conflicto con eso... Creo que hay algo de fondo ahí, en mi educación: "primero la obligación y luego la devoción", me decían en casa. Y esa canción horrorosa de los payasos de la tele, cuyo mensaje letal pasó inadvertido en su momento, de la niña que antes de jugar tenía que planchar, fregar, lavar... ¡Pero qué horror! ¿Te acuerdas? Ya de pequeña me chirriaba aquello, pero algo me debió calar. Pero sí, me hago auditoría con frecuencia y consigo momentos de lucidez para ir corrigiendo el rumbo.

Gracias por el comentario y por estar ahí, un beso!

Montse Llamas dijo...

Jajajaja... esa canción, es verdad! A mí la educación me caló hastael fondo, pero creo que ahora estoy aprendiendo a desaprender un poco. Seguiremos en ello... ;)

 
Blogging tips